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Peyote

El peyote (Lophophora williamsii) es una especie de cactus norteamericano del género Lophophora. ​ Es endémica de los desiertos del norte de México y del sur de Estados Unidos de América.   

Es un cactus sin espinas que llega hasta los 20 cm de diámetro, es casi esférico y deprimido en el ápice, con el cuerpo en forma de botón, de color verde grisáceo azulado; las flores, de color rosa pálido, surgen del ápice entre marzo y mayo. Todas las especies del género Lophophora son de crecimiento extremadamente lento, a menudo tardan más de 30 años en alcanzar la edad adulta. (Fig. 2) 

Imagen 2: Espécimen de Lophophora williamsii en floración, cultivado en maceta. 

Fotografía original 

Está incluido en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como una especie en estado vulnerable. En México está clasificada como una especie sujeta a protección especial. 

Su principio activo es el 3,4,5-trimetoxi-feniletilamina, la mescalina. La mescalina es un alcaloide natural (metabolito secundario de las plantas) con propiedades psicodélicas y alucinógenas. 

Los alcaloides son sustancias altamente distribuidas y producidas en la naturaleza, incluso pueden ser sintetizadas en un laboratorio, pero su producción es relativamente costosa. Ejemplos conocidos de alcaloides son la cocaína, la morfina, la atropina, la colchicina, la quinina, la cafeína o la nicotina.  

Esta planta ha sido de un gran uso y de un gran valor cultural desde tiempos antiguos, evidencia antropológica data de su uso en el sur de Texas y en algunos lugares de México de hasta 5700 años. Estudios mediante la prueba del carbono 14 mostraron restos de botones secos de peyote en la cueva número 5 de Shumla, en Rio Grande, Texas, que datan de entre los años 3780 y 3660 a.C. Estos botones contenían todavía un 2% de mescalina, convirtiéndolos en la muestra botánica psicoactiva más antigua jamás encontrada. 

Fray Bernardino de Sahagún, misionero de la época de la conquista, escribió en 1560 acerca de ciertos pueblos que usaban el peyote desde 1890 años antes de la llegada de los españoles en sus ceremonias y rituales. No hay registro de quienes empezaron a usar el peyote, pero se sugiere que fueron los Tarahumaras y los Chichimecas los primeros en descubrir las propiedades psicoactivas del peyote. Posteriormente, dicho conocimiento fue compartido con los toltecas, coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros, entre otros. 

El etnólogo Carl Lumholtz estima que en realidad el uso de peyote se remonta a más de tres mil años de antigüedad, ya que un símbolo utilizado por los tarahumaras en la ceremonia del peyote aparece en imágenes talladas en rituales preservadas en rocas volcánicas. 

En la actualidad el peyote sigue siendo considerado sagrado entre diferentes pueblos nativos de México como los wixarika (huicholes), nayeris (coras), o’dham (tepehuanos), raramuris (tarahumaras), yaquis, yoemes (mayos), purépechas, chichimecas; de la misma manera, en el sur de los Estados Unidos de América para alrededor de 40 tribus de indios norteamericanos y canadienses 

Hoy en día, la Iglesia Nativa Americana (NAC por sus siglas en inglés), de influencia cristiana, utiliza el peyote como sacramento y cuenta con unos 250 000 seguidores. A los miembros se les permite el uso del peyote bajo la Ley de Libertad Religiosa de los Indios Americanos. 

Dentro de la legislación mexicana, el cactus de peyote no está propiamente prohibido o regulado, ya que no se le incluye en ningún apartado de la Ley General de Salud. Sin embargo, el peyote está considerado como una planta amenazada, por lo que su recolección está prohibida, excepto en los casos de uso tradicional de los pueblos indígenas. 

La mescalina es una sustancia controlada por el Convenio de 1971 de Viena incluida en la Lista I, pero su regulación depende de la legislación de cada país. El gobierno mexicano fue uno de los países que, al adherirse al Convenio de 1971 y ratificarlo el 20 de febrero de 1975, formuló una reserva expresa con respecto a su aplicación, ya que existen en su territorio ciertos grupos étnicos indígenas que utilizan tradicionalmente plantas silvestres que contienen sustancias psicotrópicas, entre ellas, el peyote.  

El peyote es una planta consumida con muy poca frecuencia en la sociedad occidental. En los resultados de la Global Drug Survey del año 2017 ni siquiera aparece listada entre las 40 sustancias encuestadas. Debido a que es una especie protegida y de crecimiento lento, además que hay que ingerir bastantes botones para experimentar efectos psicoactivos, la prevalencia de consumo de peyote y mescalina es considerablemente baja en comparación con otras sustancias. 

¿Cómo actúa y qué efectos produce la mescalina en nuestro organismo? 

El peyote se puede consumir fresco o seco.  Fresco se ingiere directamente, se mastica y se traga, el inconveniente es que su sabor es muy amargo y puede resultar desagradable. También se puede ingerir en infusiones al ser secado y triturado en polvo o este mismo se puede mezclar con alguna bebida o tomarlo directamente. 

Una planta contiene aproximadamente entre un 0.4 y un 0.5% de mescalina si la planta es fresca y entre un 3 y 6% si la planta es seca. Una dosis ligera estaría en torno a los 100 gramos de peyote fresco o 20 gramos en seco. Una dosis moderada serían 150 gramos frescos o 30 secos. En contextos ceremoniales suelen ingerirse desde 30 hasta 150 gramos de peyote seco y pulverizado por persona. La cantidad en botones suele ser de cuatro a doce botones de peyote. 

 
La dosis activa de hidrocloruro de mescalina por vía oral se encuentra entre los 150 y los 700 miligramos. Las dosis habituales de mescalina se han calculado sobre los 3,75 mg de mescalina por kilogramo de peso corporal.  

  • Dosis umbral: 100 mg 
  • Dosis baja: 100-200 mg 
  • Dosis media: 200-300 mg 
  • Dosis alta: 300-500 mg 
  • Dosis muy alta: 500-700 mg 

Nota: es distinta la cantidad de planta fresca o seca consumida (g) a la cantidad de mescalina en el organismo (mg) 

Los efectos de la mescalina tardan cierto tiempo en manifestarse pudiéndose sentir sus efectos desde media hora hasta dos horas después de consumirse. La experiencia se prolonga posteriormente durante unas seis horas más antes de desvanecerse progresivamente, su duración total suele ser de alrededor de 10 a 14 horas. Los primeros síntomas son mareos, a veces acompañado de malestar, escalofríos y hasta náuseas. Sus efectos psicodélicos comienzan a presentarse después de dos horas de consumo, aproximadamente, induciendo así cambios profundos en la percepción, la consciencia y la cognición. Pueden aparecer visiones con los ojos abiertos y cerrados, incrementan las percepciones sensoriales (colores más brillantes, el sonido se percibe con mayor profundidad), según consumidores se pueden tener experiencias trascendentes y espirituales, así como cambios en la percepción del espacio, del tiempo y de la autoimagen. 

En la antigüedad, los pueblos que conocían el peyote lo usaban para distintos fines, entre los que destacan: tratamiento de heridas, picaduras de serpientes, contusiones, reumatismos, mareos, ansiedades, dolor de muelas, hemorragias, dolor de cabeza, tisis, fiebre, dolencias del pecho, enfermedades pulmonares en general. Además, se le atribuyen propiedades curativas en el tratamiento de diferentes condiciones mentales. 

El doctor Rodrigo Pérez Esparza, jefe del Laboratorio de Investigación en Adicciones del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de la Universidad Autónoma de México, explicó que actualmente se están realizando diversas investigaciones a nivel mundial para estudiar las “plantas sagradas”. En sus palabras: “Las plantas y algunos otros agentes con propiedades psicodélicas son promisorios, pues han logrado aliviar los síntomas en horas y generados cambios benéficos a nivel neuronal de manera duradera. Sin embargo, aún falta mucha investigación al respecto”.  

¿Qué riesgos y consecuencias tiene el consumo de peyote y mescalina? 

No se tienen informes ni registros científicos de que la mescalina ni el peyote tengan potencial adictivo y, de hecho, algunas comunidades de la Iglesia Nativa Americana utilizan el peyote para tratar problemas de adicción al alcohol y otras sustancias. 

Debido a la posibilidad de que se produzcan experiencias intensas que generen ansiedad, las personas con historial de enfermedades cardiovasculares, en particular aquellas que están tomando medicación para controlar estas patologías y que tienen la actividad física reducida por indicación médica, deberían abstenerse de utilizar el peyote. 

El peyote tiene efectos ligeramente estimulantes, por lo que no debería ser combinado con otras sustancias estimulantes. 

Como con cualquier sustancia psicodélica, resulta extremadamente importante tener en cuenta tres factores a la hora de reducir los riesgos asociados a su uso: la dosis, el estado mental previo y el contexto en el que se utiliza. Por ello, resulta importante planificar adecuadamente la forma en la que se va a utilizar el peyote. 

En cuanto a la dosis, es importante saber que los efectos de la mescalina y el peyote pueden tardar hasta dos horas en aparecer, por lo que se podría caer en el error de creer que la dosis era insuficiente, redosificarse y tomar una dosis demasiado alta. Es importante calcular la dosis de antemano y esperar un tiempo prudencial suficiente antes de decidir aumentar la dosis. 

Como con cualquier psicodélico clásico, los efectos de la mescalina y el peyote dependen en gran medida del estado mental de la persona que lo toma. Por lo tanto, hay que ser prudente a la hora de usar el peyote en situaciones de estrés, depresión, preocupaciones o dificultades vitales. Personas con antecedentes de condiciones psiquiátricas como trastornos psicóticos, trastorno bipolar, ideas de suicidio y otros deberían abstenerse de utilizar la mescalina si no es en un contexto clínico, pues existe el riesgo de un aumento de los síntomas y de una descompensación. 

Estudios realizados en población nativa americana y miembros de las iglesias peyoteras han evaluado el rendimiento cognitivo y el estado psicológico de personas que habían consumido peyote durante años en estos contextos. Los resultados indican que no hay evidencia de déficits psicológicos ni cognitivos entre estas personas que han usado el peyote en la Iglesia Nativa Americana durante largo tiempo. Estos resultados, si bien interesantes, no pueden ser extrapolados a otros contextos y formas de uso. 

El peyote y la mescalina fueron las primeras sustancias psicodélicas a las que los occidentales tuvieron acceso y, por ello, son probablemente las sustancias que mayor presencia han tenido en la literatura occidental. La mescalina fue la primera sustancia psicodélica sintetizada en forma pura. Aldous Huxley escribió acerca de ella en 1954 y popularizó sus efectos en Las puertas de la percepción. Los libros de Carlos Castaneda también popularizaron el interés en el peyote. La mescalina fue la primera sustancia psicodélica que suscitó el interés de los científicos y, aunque se ha estudiado por años, aun no tiene usos terapéuticos aceptados bajo el riguroso método científico. No obstante, se tiene registro de los usos y efectos de la mescalina y el peyote dentro del contexto religioso, tradicional y sociocultural en los que se ha desarrollado y popularizado. 

El peyote es una planta amenazada en su hábitat natural debido a su extracción y a que es un organismo de muy lento crecimiento, hoy en día existen centros académicos y científicos que han desarrollado programas de conservación al reproducirla in vitro en laboratorios especializados, además de que es una planta muy apreciada entre los coleccionistas y aficionados de las plantas.  

Fuentes: 

Abuso de sustancias. (s/f). Paho.org. Recuperado el 18 de septiembre de 2023, de https://www.paho.org/es/temas/abuso-sustancias 

Health Officers Council of British Columbia (HOC) (2011). Public Health Perspectives for Regulating Psychoactive Substances. Victoria, BC: HOC. 

Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Informe anual 2012: el problema de la drogodependencia en Europa. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea 2012. Disponible en: http:// www.emcdda.europa.eu/attachements.cfm/ att_190854_ES_T 

[1] Dorland W. Diccionario enciclopédico ilustrado de medicina. 8ª ed. Madrid: Interamericana, 1985.  

[2] Rosenbaum CD, Carreiro SP, Babu KM. Here today, gone tomorrow… and back again? A review of herbal marijuana alternatives (K2, Spice), synthetic cathinones (bath salts), kratom, Salvia divinorum, methoxetamine, and piperazines. J Med Toxicol 2012; 8: 15-32. 

[3] Lambert DM, Fowler CJ (2005). «The endocannabinoid system: drug targets, lead compounds, and potential therapeutic applications». J. Med. Chem. 48 (16): 5059-87 

Mechoulan R. The pharmacohistory of Cannabis sativa. En R. Mechoulaned. Cannabinoids as therapeutic agents, Boca Raton, CRCPress .1986. 

Schultes, Richard Evans; Hofmann, Albert (2000) [1979], Plantas de los Dioses: Orígenes del uso de los alucinógenos (segunda edición), México D. F.: Fondo de Cultura Económica, p. 144-155, ISBN978-968-16-6303-2, consultado el 28 de abril de 2017.